Que hacemos con armas con manuales de guerra,
pero sin un corazón guerrero. Muchas
veces creemos que teniendo manuales, de estudio , de guerra espiritual, que
tenemos, diplomados de teólogos, de seminarios, y todos aquello que se le
considere como estudio o instituto en donde aprendemos lo que es una guerra
espiritual, todos esto es importante saberlo y aprenderlo, pero lo más importante es ponerlo en práctica, de que nos
sirve tener todos los títulos que se puedan lograr tener, por el solo hecho de
que sepan que tengo todos esos títulos, si en el momento de tener una batalla
espiritual, o de ministrar a un endemoniado, o de llegar a lugares cautivo no
vamos a saber cómo enfrentarnos como guerreros.
Para obtener un corazón guerrero, un corazón lleno de fe e ir
a enfrentar una batalla, y para ir a los
campos a combatir, tenemos que ser primero que todo humildes, sencillos,
leales, vehementes y buscar ese espíritu guerrero con fuerza y pasión.
No se puede hacer de un hombre o de una mujer una persona guerrera sin cambiar su corazón y su actitud. Tenemos que entender que estamos en una guerra espiritual, no nos asustemos porque nuestro capitán es Dios, muchos de nosotros tenemos sueños y metas, Dios repartiendo y dando promesas, Dios da las promesas. Las promesas por un lado Dios las tiene que dar, ofrecer y por el otro nosotros debemos aprender a arrebatar las bendiciones, no se trata de robarle a Dios, ni de obligar o coaccionar a Dios. Las promesas ahí están, pero ¿Por qué no las estoy disfrutando? se trata de tomar con fe las palabras de Dios para nosotros.
No se puede hacer de un hombre o de una mujer una persona guerrera sin cambiar su corazón y su actitud. Tenemos que entender que estamos en una guerra espiritual, no nos asustemos porque nuestro capitán es Dios, muchos de nosotros tenemos sueños y metas, Dios repartiendo y dando promesas, Dios da las promesas. Las promesas por un lado Dios las tiene que dar, ofrecer y por el otro nosotros debemos aprender a arrebatar las bendiciones, no se trata de robarle a Dios, ni de obligar o coaccionar a Dios. Las promesas ahí están, pero ¿Por qué no las estoy disfrutando? se trata de tomar con fe las palabras de Dios para nosotros.
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