lunes, 3 de agosto de 2015

COMO CONMOVER EL CORAZON DE DIOS.

Muchas veces que el guerrero no es el que tiene las mejores armas o los mejores instrumentos de guerra, porque  si no tienen un corazón guerrero no saldrán adelante. En la vida cristiana ser un hombre o una mujer que logra victorias para Dios, es un hombre que se va más en actitud que en armamentos o equipamiento. Debe tener una actitud vehemente ante Dios, 2 Samuel 23:13-17 13 Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de Refaim. 14 David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos. 15 Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta! 16 Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo: 17 Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.
Que hacemos con armas con manuales de guerra, pero sin un corazón guerrero. Muchas veces creemos que teniendo manuales, de estudio , de guerra espiritual, que tenemos, diplomados de teólogos, de seminarios, y todos aquello que se le considere como estudio o instituto en donde aprendemos lo que es una guerra espiritual, todos esto es importante saberlo y aprenderlo, pero lo más  importante es ponerlo en práctica, de que nos sirve tener todos los títulos que se puedan lograr tener, por el solo hecho de que sepan que tengo todos esos títulos, si en el momento de tener una batalla espiritual, o de ministrar a un endemoniado, o de llegar a lugares cautivo no vamos a saber cómo enfrentarnos como guerreros.

Para obtener un corazón guerrero, un corazón lleno de fe e ir a  enfrentar una batalla, y para ir a los campos a combatir, tenemos que ser primero que todo humildes, sencillos, leales, vehementes y buscar ese espíritu guerrero con fuerza y pasión.

No se puede hacer de un hombre o de una mujer una persona guerrera sin cambiar su corazón y su actitud. Tenemos que entender que estamos en una guerra espiritual, no nos asustemos porque nuestro capitán es Dios, muchos de nosotros tenemos sueños y metas, Dios repartiendo y dando promesas, Dios da las promesas. Las promesas por un lado Dios las tiene que dar, ofrecer y por el otro nosotros debemos aprender a arrebatar las bendiciones, no se trata de robarle a Dios, ni de obligar o coaccionar a Dios. Las promesas ahí están,  pero ¿Por qué no las estoy disfrutando? se trata de tomar con fe las palabras de Dios para nosotros.


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