domingo, 15 de mayo de 2016

COMO MANTENER UNA LAMPARA ENCENDIDA

El Juicio venidero de Dios es tan cierto como el regreso de Cristo a la tierra. Jesús nos deja una gran enseñanza en esta parábola de las diez vírgenes, en donde nos enseña que cada persona tiene que ocuparse de su condición espiritual.
En la parábola de los talentos: Nos enseña la necesidad de usar bien lo que Dios nos ha confiado. La preparación espiritual no puede comprarse ni prestarse a último minuto, nuestra relación con Dios debe ser propia.
Las Lámparas en la vida cotidiana y ordinaria, se correspondían a vasijas que contenían aceite y se prendían para dar luz. De aquí que cada verdadero creyente es luz en este mundo, cada hombre o mujer es una de esas vasijas. En el caso de un verdadero creyente, su vasija o lámpara estará llena de aceite, que representa llenura de la palabra de vida.
Muchas veces decimos: Hayyy…! Nooo…., Se me quedo el cargador, ¿Me puedes prestar el tuyo?. Y de pronto nos damos cuenta que el conector no es el mismo… y respondemos asombrados, Hayy.. ¡ Pero no me sirve, es de otra marca, Y… ahora que voy hacer? Y si no tienes cargador no tienes celular, y no tienes minutos ni tienes como comunicarte con nadie, Cierto?, y cuando queremos encontrar el cargador ya han transcurridos un tiempo y no logramos adquirir aquellos que necesitábamos, ya sea porque el evento se ha cerrado, de tal manera que no tuviste como comunicarte por no haberte provisto de la energía que necesitabas, te dejaste descargar. Por lo regular en el Glamur se ve que el novio es quien espera la novia y esta puede retrasarse pero el novio impacientemente la espera, confía en ella y la espera todo el tiempo que sea necesario. Pero si observamos que en el caso de las diez vírgenes el novio es quien se demora tanto que estas mujeres se desesperan y se desaniman, se cansan en esperarlo y se duermen, pierden las esperanzas, la fe, y comienza el aceite a agotarse y los mechones de las lámparas comienzan a parpadear, a apagarse.


Pero cinco mujeres prudentes prevenidas, seguras de que el novio vendría se previeron de aceite y llevaron reservas para mantenerse encendidas, Las insensatas no llevaban aceite en sus lámparas, sabemos que la lámpara es el cuerpo y el aceite es la presencia del Espíritu Santo, lo que nos muestra claramente que estas insensatas no tenían acceso a la palabra de Dios por lo tanto no estaba allí el Espíritu Santo. (El Aceite). Vemos en (Romanos 8:9) nos dice: “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de “EL”, la palabra de Cristo era inexistente en ellas. El que dice ser creyente, pero no ha nacido de lo alto en (Juan3:3) nos dice el Señor: El que no naciere de nuevo, o podrá ver el Reino de los Cielos, Uno que se diga ser creyente o cristiano, puede hacer profesión publica de fe; en este caso llevaría su lámpara, que sería el mismo dando incluso testimonio con su boca de las cosas de Dios. Tendría el poco aceite que da el hecho de que la luz vino a los hombres (Juan1:9) habiendo sido iluminado por el Espíritu Santo. Habiendo gustado el don Celestial (Hechos 6: 4-5), pero como dice también la parábola del sembrador, no tendrían raíz y se secaría, por tanto, o si un verdadero creyente porque no permanece ni pude permanecer en Cristo. Es solo un creyente nominal es decir de nombre.
Cuando leemos en Mateo 26, el versículo 4 y 5 nos dice: “Más las prudentes tomaron Aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas, y tardándose el novio las otras cinco cabecearon y se durmieron”
En nuestros tiempos de desesperación hay momentos en que nuestra fe tiende a menguar, y llega a nuestras vidas el desánimo, y las fuerzas se nos agotan y sentimos que todo se nos hace imposible ante aquella situación adversa por la cual estamos atravesando. Pero en esta enseñanza nos queda bien claro que Dios cumple su palabra y cuando él nos dice te voy a bendecir, es porque ya nos ha escogido para darnos la bendición, solo nos toca es mantenernos buscando de su presencia y la presencia el Espíritu Santo, y mantenernos saturados, y preparados para esperar la bendición que nos prometió. Dios es Fiel, y no es hijo de hombre para mentir ni hombre para arrepentirse. Que no nos pase como aquellas insensatas que se desanimaron y como la bendición no llega en el tiempo que uno la quiere nos quedaríamos sin aceite y nuestra lámpara no podría ser luz para testificar que somos lámparas encendidas.


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