La única manera que podemos servir de luz en este mundo es presentándole la luz que alumbra al mundo, a todos aquellos que se encuentran perdidos, apartados, y sin esperanza alguna. De la única manera que podemos servir de luz en este mundo es testificando de su amor, misericordia y poder. El primer propósito del candelero era alumbrar una habitación oscura, y el primer propósito de todo creyente fiel es servir de luz en este mundo de tinieblas. Muchas veces nos gusta ser lámparas encendidas en escenario, en campos abiertos y lugares por el estilo en donde no hay tinieblas, nos creemos ser tan •LAMPARAS ENCENDIDAS”, que no nos gusta llegar en donde verdaderamente hay tinieblas, como son por ejemplos las cárceles, los lugares en donde la humanidad se pierde en medio de la droga y diferentes flagelos. Por momento pareciera que solo tenemos que mostrar nuestra lámpara encendida en espectáculos, eventos y colocarnos sobre la tarimas como cual “LAMPARA ENCENDIDA” no importando si realmente somos o no esas lámparas.
En ocasiones no se tiene en cuenta que clase de aceite hace alumbrar tu lámpara, o es un aceite “(Metalizado”), o un aceite procesado. Allí lo que interesa es que nos “VEAN” como la Lámpara que nos conviene ser, para lograr méritos que no nos corresponden, lograr Status, poder y posición o cargo.
Dios no tiene en cuenta cuantos títulos, o diplomas, o a cuantos lugares has ido con tu fama con tu lámpara encendida para mostrarte como un elegido por “El”, a Dios lo que le interesa es ver que tanto te dejaste procesar en sus manos y pudo extraer de ti ese aceite que hace mantener tu “LAMPARA ENCENDIDA”
Muchas veces solo nos preocupamos de que nuestras lámparas tengan aceite para alumbrar, y como las vírgenes vemos a las fatuas y a las insensatas de que unas tenían bastante aceite y de que las otras no tenían; pero nunca nos preguntamos qué clase de aceite le estamos echando a nuestras lámparas.
Cuán importante es el proceso de Dios en nuestras vidas, porque es ahí cuando realmente obtenemos ese aceite de la Unción.
En ocasiones no se tiene en cuenta que clase de aceite hace alumbrar tu lámpara, o es un aceite “(Metalizado”), o un aceite procesado. Allí lo que interesa es que nos “VEAN” como la Lámpara que nos conviene ser, para lograr méritos que no nos corresponden, lograr Status, poder y posición o cargo.
Dios no tiene en cuenta cuantos títulos, o diplomas, o a cuantos lugares has ido con tu fama con tu lámpara encendida para mostrarte como un elegido por “El”, a Dios lo que le interesa es ver que tanto te dejaste procesar en sus manos y pudo extraer de ti ese aceite que hace mantener tu “LAMPARA ENCENDIDA”
Muchas veces solo nos preocupamos de que nuestras lámparas tengan aceite para alumbrar, y como las vírgenes vemos a las fatuas y a las insensatas de que unas tenían bastante aceite y de que las otras no tenían; pero nunca nos preguntamos qué clase de aceite le estamos echando a nuestras lámparas.
Cuán importante es el proceso de Dios en nuestras vidas, porque es ahí cuando realmente obtenemos ese aceite de la Unción.
La única manera que podemos servir de luz en este mundo es presentándole la luz que alumbra al mundo, a todos aquellos que se encuentran perdidos, apartados, y sin esperanza alguna. De la única manera que podemos servir de luz en este mundo es testificando de su amor, misericordia y poder. El primer propósito del candelero era alumbrar una habitación oscura, y el primer propósito de todo creyente fiel es servir de luz en este mundo de tinieblas. Muchas veces nos gusta ser lámparas encendidas en escenario, en campos abiertos y lugares por el estilo en donde no hay tinieblas, nos creemos ser tan •LAMPARAS ENCENDIDAS”, que no nos gusta llegar en donde verdaderamente hay tinieblas, como son por ejemplos las cárceles, los lugares en donde la humanidad se pierde en medio de la droga y diferentes flagelos. Por momento pareciera que solo tenemos que mostrar nuestra lámpara encendida en espectáculos, eventos y colocarnos sobre la tarimas como cual “LAMPARA ENCENDIDA” no importando si realmente somos o no esas lámparas.
En ocasiones no se tiene en cuenta que clase de aceite hace alumbrar tu lámpara, o es un aceite “(Metalizado”), o un aceite procesado. Allí lo que interesa es que nos “VEAN” como la Lámpara que nos conviene ser, para lograr méritos que no nos corresponden, lograr Status, poder y posición o cargo.
Dios no tiene en cuenta cuantos títulos, o diplomas, o a cuantos lugares has ido con tu fama con tu lámpara encendida para mostrarte como un elegido por “El”, a Dios lo que le interesa es ver que tanto te dejaste procesar en sus manos y pudo extraer de ti ese aceite que hace mantener tu “LAMPARA ENCENDIDA”
Muchas veces solo nos preocupamos de que nuestras lámparas tengan aceite para alumbrar, y como las vírgenes vemos a las fatuas y a las insensatas de que unas tenían bastante aceite y de que las otras no tenían; pero nunca nos preguntamos qué clase de aceite le estamos echando a nuestras lámparas.
Cuán importante es el proceso de Dios en nuestras vidas, porque es ahí cuando realmente obtenemos ese aceite de la Unción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario