Ha llegado un tiempo en tu vida en que has estado cansado,
sin fuerzas, y preguntándote si vale la pena tanto esfuerzo, tanto trabajo
infructuoso, pues pareciera que el fruto prometido no llega y más bien te has
quedado sin fuerzas, sin recursos y la gente que te sigue ya se cansó, pero Yo
te digo, es tiempo de redoblar esfuerzos, de seguir trabajando, porque Yo Soy
el Dios de la cosecha, Yo Soy el Dios del fruto abundante. Así que aunque has
pasado una larga jornada de trabajo desgastador, no te rindas, no laves las
redes para guardarlas, sino para volver mar adentro a recoger la cosecha y
tírala donde Yo te diga, pues yo estoy llamando el fruto que venga a ti y a tu
ministerio. Esfuérzate en mi Gracia. El obrero que trabaja es digno de su
salario y a mayor trabajo mayor salario. Yo pago el esfuerzo de mis obreros, yo
les doy salario a los que trabajan. Yo te debo el esfuerzo anterior, las horas
que has dedicado a la mies, te las debo y te las pagaré con abundancia junto
con este nuevo tiempo de esfuerzo, declara el Señor.
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