domingo, 7 de febrero de 2016
EL PROCESO PARA ADQUIRIR EL ACEITE DE LA UNCION.
Una de la forma como pueden extraer el aceite del olivo es triturándolo, moliéndolo, machacándolo y exprimirlo a tal grado que comience a soltar el aceite.
Gracias al aceite era posible iluminar la noche. Se usaba como combustible para las lámparas. Primero en el Tabernáculo, y luego en el Templo, las lámparas del candelabro debían arder con aceite puro de oliva. (Levítico 24:2). Cuando deseamos tener unción es desear ser aceite, y para ser aceite tenemos que ser procesados, tal vez por ese molino que le pues llamar, luchas, pruebas, dificultades. Cuando tú ves que estás pasando por esos momentos, en que todo te parece imposible, que todo lo ves es tinieblas, en que dices sentirte en un desierto, es en ese momento en el que estas siendo procesado como el olivo para que te puedas transformar en ese aceite que te dará la unción, para poder arder como lámpara, para que puedas ser luz, y ser un combustible en el lugar que Dios te coloque.
Como ya vimos anteriormente, antiguamente las olivas (aceitunas) eran vertidas en un depósito de piedra para ser machacadas con otra piedra redonda la cual se les pasaba por encima rodándola varias veces. De esa manera se les extraía el aceite el cual salía por una abertura hacia un cubo en el suelo.
La sangre que salió de la frente del Señor Jesucristo aquella vez en Getsemaní (Mateo 26:30 / Lucas 22:39) -y posteriormente la que derramó en la cruz- son simbolizadas por el aceite que se obtiene de las olivas machacadas; Y así como ese aceite puro y virgen es usado como combustible para el candelabro en el Templo, la sangre del Señor Jesucristo, que es su Espíritu (Juan 6:54-55 / 1 Pedro 1:11) es el combustible del candelabro que representa a su iglesia
El Espíritu del Señor nos limpia de todo pecado. Tal como al asearnos y sentirnos limpios nos da gozo, y hasta cantamos, así también el sentirnos limpios de pecado nos llena de gozo espiritual, por ello el Espíritu Santo es el Óleo del gozo espiritual (Salmo 45:7). Él nos unge limpiándonos y apartándonos -que es lo mismo que santificar- del mundo para un propósito divino (Éxodo 30:25 / Lucas 4:18-19 / Salmo 45:7)
Al igual que el vino, el aceite es símbolo del Espíritu de Dios que nos aparta del mundo, nos consagra y nos santifica. Por lo que su uso ritual ya no es necesario, ya que la presencia del Espíritu Santo no solo ha sustituido al ritual, sino al aceite mismo.
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