Cuando las cosas marchan bien en nuestra vida, es fácil
adorar a Dios; cuando nos ha provisto alimento, amigos, familia salud y
alegría. Pero las circunstancias no siempre son tan agradables, ¿Cómo adoramos
a Dios entonces? ¿Qué hacemos cuando Dios parece estar a millones de kilómetros
de distancia?.
El grado de adoración as profundo implica alabar a Dios a
pesar del dolor; agradecerle a Dios durante la tentación, aceptar el
sufrimiento y amarlo aunque parezca distante.
Las amistades son probadas a menudo por la separación y el
silencio; En cualquier relación siempre hay momentos de intimidad y momentos de
distanciamiento, y en la relación con Dios, no importa lo intima que sea, el
péndulo también se overa de un lado a otro, Entonces si que la adoración se pone
difícil.
Dios te ha prometido “Nunca te dejare ni te desamparare”,
Pero Dios no te promete; “Siempre sentirás mi presencia” Dios reconoce que a
veces oculta su rostro de nosotros. En Isaías 54:8 nos dice: “Con un poco de
ira escondí mi rostro de ti, por un momento; pero con misericordia eterna
tendré compasión de ti, dijo Jehová tu redentor”.
El pecado si os puede desvincular de la amistad íntima con
Dios. Seguirás amando, confiando obedeciendo y adorando a Dios, aunque no
sientas su presencia ni tengas prueba evidente y visible de su obra e tu vida?
El error más común de los Cristianos con respecto a la adoración es que buscan
una experiencia más que a Dios.
Dios quiere que tu sientas su presencia, pero prefiere que
confíes en El aunque no lo sientas, A Dios le agrada la Fe, no los
sentimientos. Nunca dudes den la oscuridad lo que Dios te dijo en la luz.
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