En ocasiones nos sucede muy comúnmente cuando llegamos a
casa o a cualquier otro lugar y nos sentimos cansados, sofocado, deshidratado,
y lo que más anhelamos en aquel momento es bebernos un vaso de agua, y nos
atrevemos a usar cualquier objeto, con tal de alcanzar a saciar nuestra sed, no
teniendo en cuenta en condiciones se encuentre aquel vaso solo porque nos
parecido que estaba limpio, perooooo…, si en realidad estaba limpio ese vaso?, en qué condiciones se encontraba el fondo de
ese vaso, y es lo que a menudo nos sucede cuando necesitamos una palabra de
parte de Dios, nos saciamos con la primera persona que nos brinda un vaso de
agua sin tener en cuenta en qué condiciones se encuentre aquella persona
espiritualmente, y nos estamos saciando de una agua contaminada, tal vez de
resentimiento, Altivez, orgullo, y
tantas otras cosas que de hecho como es
la fuente en ese momento que creemos tener, cuando vamos a ver, pues ya nos
hemos contaminado de una doctrina fracasada, o mal intencionada que nos lleva a
un decaimiento espiritual, o sea nos contaminamos de tal manera y es por eso
que a veces decimos, porque aún no me siento realizada en el servicio a Dios,
Pero es de ahí, en donde radica el problema, el que no
bebemos de la fuente que salta para vida eterna, sino que consumimos un agua
sin tener en cuenta cuál es su nacimiento.